Cultivando Orellanas


Este hongo, fácil de cultivar y nutritivo, es un buen inicio en el camino por la soberanía alimentaria.

Las orellanas, o setas ostra (Pleurotus ostreatus), se caracterizan por su capacidad de descomponer la lignina en la madera, lo que las convierte en hongos saprotróficos primarios. Esta habilidad les permite aprovechar una amplia gama de sustratos, especialmente materiales ricos en celulosa como la paja y el aserrín.

Morfológicamente, las setas tienen un sombrero en forma de abanico o de ostra, de ahí su nombre común. Los colores pueden variar desde el blanco puro hasta tonos de gris y rosa, dependiendo de la especie y las condiciones ambientales. El sombrero suele medir entre 5 y 25 cm de diámetro y está sostenido por un tallo lateral a veces inexistente, lo que es característico en este género.

Las propiedades nutricionales de las orellanas son notables, ya que son ricas en proteínas, vitaminas del grupo B y minerales esenciales, mientras que son bajas en calorías. Además, contienen antioxidantes y compuestos que han demostrado tener efectos beneficiosos para la salud.

Cómo cultivar orellanas: una guía para principiantes

Las orellanas son una de las variedades de hongos más fáciles de cultivar para principiantes. No solo son deliciosas sino también nutritivas y se pueden cultivar en casa.

Una recomendación importante es que tanto el espacio de trabajo como los recipientes e instrumentos que utilices deben estar muy limpios.

Es aconsejable utilizar guantes y tapabocas que minimicen el riesgo de contaminar el cultivo con otros hongos o bacterias competidoras.

Materiales

Sustrato:

Las setas ostra crecen bien en diversos materiales como paja, aserrín, café molido usado o cáscaras de cereales.

Esporas o micelio:

Puedes comprarlos en tiendas especializadas… o mejor preguntarle a tu vecino más cercano 😉

Recipiente de cultivo:

Bolsas plásticas o contenedores que permitan la entrada de aire pero que mantengan la humedad.

Pasos

Preparación del sustrato:

El sustrato debe ser pasteurizado o esterilizado para eliminar cualquier bacteria o hongo competidor. Esto se puede hacer sumergiendo el sustrato en agua caliente o utilizando vapor.

Inoculación:

Una vez que el sustrato se ha enfriado, se añade el micelio o las esporas. El sustrato debe estar húmedo y asegúrarte de mezclar bien para distribuir el micelio uniformemente.

Incubación:

Coloca el sustrato inoculado en las bolsas o recipientes de cultivo. Mantén las bolsas en un lugar oscuro y con una temperatura constante de aproximadamente 20-24°C.

Controla la humedad inicial dentro del recipiente, está debe permanecer constante. Deberías ver el crecimiento del micelio en unas dos o tres semanas.

Fructificación:

Cuando el sustrato esté completamente colonizado por el micelio, haz pequeños cortes en la bolsa para permitir la entrada de aire.

Traslada las bolsas a un área con luz indirecta y asegúrate de que la humedad se mantenga alta. Para ello utiliza un aspersor de mano dos veces al día usando agua corriente.

Cosecha:

Las orellanas empezarán a brotar a través de los cortes de las bolsas. Una vez que las setas han crecido y los bordes del sombrero comienzan a enrollarse hacia arriba, están listas para ser cosechadas.

Cultivar tus propios hongos puede ser una experiencia gratificante y una excelente manera de introducirte en el mundo de la micología.

¡Disfruta de tus cosechas caseras!


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