Hábitats multiespecies en El Verjón


O de cómo solucionar retos vitales

Desde que éramos estudiantes de arquitectura hasta hoy, en Arq.A.S. creemos que la naturaleza lo hizo antes y lo hizo mejor. Esta convicción nos llevó a acercarnos a conceptos como la biomimesis, definida como “una práctica que aprende e imita las estrategias que se encuentran en la naturaleza para resolver los desafíos del diseño humano y encontrar esperanza”.1

Para nosotros, la naturaleza es la mejor maestra de diseño porque en ella están todas las soluciones a los retos de la vida. La naturaleza hace más con menos, expresa criterios de integridad estructural y utiliza el material más apropiado. Y esto se evidencia en todos sus reinos.

A continuación, les invitamos a dar una mirada sobre tres estrategias para vivir, criar y comunicar que utilizan algunos vecinos vegetales, animales y fúngicos, en este caso vecinos de El Verjón. Esto con el objetivo de aprender de ellos y de re-conectarnos como especie con quienes compartimos este planeta. 

Quizás al aprender de la naturaleza podamos disminuir el impacto que nuestra forma de habitar tiene.

De nidos pajareros o el arte de camuflarse bien abrigadito 

Los nidos pajareros son estructuras perfectamente funcionales, deben resolver tres retos importantes:

  1. Permitir empollar los huevos y sostener a los polluelos
  2. Mantenerlos secos y calientes
  3. Mantenerlos protegidos lejos de la vista de depredadores

La mayoría de los nidos tienen forma de copa, algunos son más elaborados que otros; con entradas falsas o ingeniosas tácticas para colgarse y anclarse, enrollando y cosiendo hojas, haciendo tejidos especiales, usando diversos materiales y otros simplemente usando espacios en árboles o madrigueras construidas por aves o por otros animales.

Algunas aves decoran profusamente su nido para atraer a una pareja y otras prefieren mimetizarlo. Los nidos más sencillos son aquellos que se tejen con hojitas, raíces, musgos, pelos de animales y ramitas, algunas veces pegadas o recubiertas con barro. 

En lugares fríos y húmedos, como el Verjón, los nidos requieren estar lo más aislados posible de estas condiciones ambientales. Unas de las aves vecinas más comunes en la vereda es la mirla patinaranja, Turdus Fuscater, ave nativa con gran repertorio vocal y quien es una excelente dispersora de semillas.

Sus nidos son abiertos y cuidadosamente tejidos en forma de copa, colocados en alguna rama u horqueta de matorrales o arbustos del sotobosque. El acolchado nido, de buen tamaño, permite abrigar a varios polluelos, que nacen sin plumas y requieren un tiempo de cuidado por parte de sus padres, antes de que puedan volar y alimentarse por sí mismos. 

Mirla patinaranja, macho adulto.
Foto: UBA, Ingrid Obando.

El nido hecho con materiales livianos, de corta duración y frágiles, se convierte en un refugio seguro y aislado del frío para la hembra, mientras empolla sus huevos y para los polluelos una vez eclosionan. Esto se logra gracias a que el tejido del nido forma una capa acolchada y permeable lo suficientemente gruesa, que se convierte en un aislante térmico, impidiendo el paso del aire frío y evitando que el calor escape. Algunos nidos son sellados en el borde con barro, permitiendo una mayor cohesión de las fibras vegetales o animales allí usadas. 

La forma de los nidos no es un capricho arquitectónico, como suele suceder con nuestras casas. La forma responde a la necesidad de mantener los huevos juntos, a que no se caigan del nido y a que es más eficiente construir una cúpula invertida que un cubo o un prisma rectangular (en términos de mayor volumen cubierto con menor área de superficie y menor cantidad de material).  

Las ramas y hojas del arbusto en donde se ha ubicado el nido dan protección ante la lluvia. Y sobre todo, permiten que el nido no se vea fácilmente. El camuflaje del nido es perfecto, sus materiales y colores son los mismos del entorno, hay que tener una vista bastante aguda para detectarlo entre las ramas.

Es así como las mirlas y en general todos los pájaros, construyen un espacio que les permite mantener el calor de los polluelos y los hace pasar inadvertidos de posibles depredadores. ¡Haciendo más con menos! 

Del wifi en la naturaleza o las coincidencias comunicativas entre líquenes y zarigüeyas

Hace algunas noches salimos de excursión en APICCA buscando líquenes fluorescentes. Para ello exploramos parajes de El Verjón con linternas de luz ultravioleta (UV) en mano. Esos pequeños vecinos; los líquenes, mezcla de hongos, bacterias y microalgas,2 son enigmáticos para nosotros. 

Sabíamos que algunos líquenes podrían mostrarse con un halo rosa bajo esta luz UV, el porqué lo hacen… no se sabe aún. La fluorescencia sucede cuando un organismo emite un color distinto bajo una fuente de luz UV externa, a diferencia de la bioluminiscencia, que es cuando el organismo emite luz propia.

Muchos de los seres bioluminiscentes, especialmente los marinos, lo hacen para atraer presas y cazarlas, para encontrar parejas, para reconocer a los de su misma especie o para camuflarse. También hay animales marinos que presentan fluorescencia, posiblemente para comunicarse en la caza o la reproducción.

Pero bueno, son los líquenes los que nos atañe en este artículo. Efectivamente en el recorrido nocturno encontramos varios líquenes que mostraban un resplandor rosado o rojo. Entonces nos llenaba de curiosidad saber ¿para qué usan la fluorescencia los líquenes?

Líquen bajo luz ultravioleta y bajo luz blanca.
Foto: Arq.A.S. Junio de 2024

¿Será que la finalidad de la bioluminiscencia de otros organismos es la misma para la fluorescencia de los líquenes? ¿Es una manera de comunicarse? ¿Es una forma de atraer o llamar insectos o bacterias? o ¿Quieren simplemente hacerse visibles bajo un espectro de luz que nosotros los Homo Sapiens no percibimos? ¿Y qué mensaje emiten con esta fluorescencia?  No hay aún respuesta a estas preguntas. 

Y otra pregunta más… ¿Qué tal si los mamíferos tenemos algo de fluorescencia, solo que no la vemos? Entonces investigamos y nos sorprendimos al encontrar que hasta ahora solo se sabe de 3 mamíferos que emiten fluorescencia: las ardillas voladoras, los ornitorrincos y las zarigüeyas.

Observación © Erika Lucia Angel Sandoval · algunos derechos reservados
Foto: Erika Lucia Angel Sandoval (Ver en iNaturalist), marzo de 2022

¡Si, las zarigüeyas! Esas vecinas que han sido tan mal juzgadas por nuestra especie como indeseables, por creer que son sucias y otros tantos juicios hechos desde el desconocimiento de esta vecina maravillosa. 

Aquí en El Verjón es común verlas. Tienen hábitos nocturnos y crepusculares (al igual que los ornitorrincos y las ardillas voladoras), son marsupiales omnívoros y carroñeros oportunistas. ¡Y ahora también sabemos que son fluorescentes! 

No hay muchos artículos científicos que aborden el porqué de esta fluorescencia, al igual que con los líquenes tenemos las mismas preguntas. Sin embargo, existe un estudio realizado por Paula Spaet Anich, bióloga del Northland College que se enfoca en las ardillas voladoras y su pelaje fluorescente.  

El estudio de Anich plantea que la fluorescencia puede usarse como mimetismo o camuflaje, aunque no es concluyente. Pero la enseñanza de estudios como este, en palabras de Anich es: “La lección que sacamos es que, desde nuestro punto de vista de primates diurnos, pasamos por alto muchos aspectos de la percepción y la comunicación animal que tienen lugar al crepúsculo y durante la noche.”3

Tal vez, al igual que las ondas wifi que no vemos, la fluorescencia sea una forma de comunicar, de conectar. No sabemos, nos faltan conclusiones científicas y para llegar a ellas … observar la naturaleza siempre es el primer paso. 

De la recolección eficiente de agua o cuando tienes hojas enanas

Muchas de nuestras vecinas vegetales tienen hojas chiquitas. Nada en estos bosques y páramos tienen hojas o flores de gran tamaño. Con tantísimo frío y altura, es difícil crear hojas exuberantes o flores en abundancia, sería un gasto energético insostenible. En El Verjón, una gran cantidad de plantas son pequeñas, casi enanas. Muchas tienen hojas y tallos peludos, con raíces y tallos que almacenan parte de la abundante agua del páramo. Otras como la siguiente vecina vegetal, usan una estrategia diferente.

Estamos hablando del guardarrocío, Hypericum goyanesii. Teniendo en cuenta que esta observación es a simple vista, desconocemos si esta estrategia anatómica repercute de forma positiva en la resistencia a la sequía o en la hidratación celular de la planta.

Sin embargo, la morfología de esta vecina nos ha inspirado a hacer un recolector de agua atmosférica y de agua lluvia, ya que aunque haya abundancia de agua de este territorio, es importante saber cómo captarla y aprovecharla de la mejor manera, especialmente en tiempos de cambio climático.

El guardarrocío es un arbusto que pertenece a la familia Hypericaceae, de hojas opuestas, lustrosas, decusadas (en forma de cruz), caulinares (nacen directamente del tallo), con flores solitarias en las terminaciones de los tallos.

La disposición de los tallos secundarios y de las hojas facilita que las gotas de agua resbalen hacia el tallo principal y que cada grupo de hojas, al estar en cruz, recoja agua con poca sombra de las hojas superiores, ya que las hojas más altas son más pequeñas y las más cercanas a la base del tallo se van haciendo un poco más grandes. La forma piramidal en cada tallo secundario y a su vez en la forma del arbusto sugiere una forma fractal, tan común en la naturaleza.

Observación © Trazos de Enea algunos derechos reservados.
(Ver en iNaturalist)

Gracias a la observación del guardarrocío, recordamos a la Stella Octangula, una forma geométrica que se corresponde con las diagonales de un hexaedro. Sobre esta forma y la morfología de las hojas del guardarrocío estamos desarrollando un sistema de recolección de agua, abstrayendo la forma de dos o tres niveles de hojas del guardarrocío. 

A continuación, una imagen de 1 de los 3 módulos del recolector que construimos en APICCA. Esperamos continuar este desarrollo y compartirlo con ustedes más adelante. 

Construcción del prototipo modular de sistema de recolección de agua
Foto: Arq.A.S. Junio de 2024

¡Por lo pronto nos despedimos, gracias por leernos y no lo olviden: la naturaleza lo hizo antes y lo hizo mejor!

Lina Muñoz y Carlos Nader.
Arquitectos fundadores de Arq.A.S, un laboratorio de ideas que explora y aplica criterios estructurales, espaciales y tecnológicos poco convencionales, acordes con el contexto y con el lógico cuidado y uso de la naturaleza y la energía.

  1. Traducción propia, tomado de: https://biomimicry.org/what-is-biomimicry/ ↩︎
  2. Meza Padilla, I. (2021). 03-08-2021 EL LIQUEN: UNA SIMBIOSIS ENTRE MICROALGAS, HONGOS Y BACTERIAS. https://hdl.handle.net/20.500.12371/17196 ↩︎
  3. https://www.nationalgeographic.es/animales/2019/02/estas-ardillas-voladoras-emiten-un-resplandor-rosado-gracias-a-la-fluorescencia ↩︎